La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) incorporó el legado de Salarrué en 2016. Fue inscrito en el “Registro regional de la memoria del mundo para América Latina y el Caribe”. En el país se registró su obra en 2013.
Yo no tengo patria, yo no sé qué es patria: ¿A qué llamáis patria vosotros los hombres entendidos por prácticos?...
-MI RESPUESTA A LOS PATRIOTAS-
Publicado en 1932, en la revista “Repertorio Americano” (San José, Costa Rica)
Creó un idioma imaginario llamado Billsac y construyó mundos fantásticos en su obra, como en “O-Yarkandal”, explorando temas esotéricos y de ciencia ficción.
La obra y la figura de Salarrué no solo marcaron un antes y un después en la literatura y el arte salvadoreño, sino que también tejieron una red de vínculos con personajes que influyeron —y fueron influidos— por su legado.
Pintora, esposa del artista. Precursora del arte naif o primitivista. Realizó escultura en terracota. Cantora y escritora, su obra se encuentra dispersa en colecciones privadas y algunos museos. Ilustró la primera edición del libro “Cuentos de cipotes” de Salazar Arrué, en 1961.
En 1969, la Casa de las Américas publica en Cuba una antología de sus cuentos, bajo el cuidado del escritor salvadoreño Roque Dalton.
La conexión entre Salarrué y Claudia Lars dejó una huella en la literatura salvadoreña. Lars, por ejemplo, se inspiró en la vida y obra de Salarrué para escribir “La Sal y la Rosa”.
Recibe en 1994 el legado de Salarrué, que incluye a la familia: Zélie Lardé y sus hijas Olga, Maya y Aída. Maya le dijo: “Vos sos el que estaba esperando”. Él cuidó el invaluable archivo por 9 años, hasta que el 26 de junio de 2003 lo entregó al Museo de la Palabra y la Imagen (Mupi).
Era una mujer de la élite cultural de Nueva York con quien el escritor y artista salvadoreño Salvador Salazar Arrué (Salarrué) tuvo una relación especial, intercambiando cartas y poemas.
El 15 de octubre de 2025, se llevó a cabo la inauguración de bordados “Cuentos de cipotes” de Karla Valle. Esta serie se inspiró en las ilustraciones que Maya Salarrué realizó para la edición de “Cuentos de cipotes”.
En 1967, fundó la Galería Nacional de Arte en El Salvador, actualmente conocida como Sala Nacional de Exposiciones “Salarrué”, en el Parque Cuscatlán, de gran importanacia para la promoción de las artes visuales.
Situado en el Teatro Presidente en San Salvador, fue removido en 2024 junto a los de Mangoré, Valero Lecha, Claudia Lars y Pancho Lara.
La vida del artista puede leerse como un viaje que acompañó y transformó la historia cultural de El Salvador a lo largo del siglo XX. Desde su nacimiento en una finca rural de Sonsonate hasta su consagración como referente de la identidad salvadoreña, cada etapa de su trayectoria dejó huellas profundas.
El universo creativo de Salarrué reúne algunas de las obras más influyentes de la literatura y el arte salvadoreño, piezas que han trascendido generaciones y continúan dialogando con nuevas formas de expresión.
En 1999, cuando se cumplió el centenario del nacimiento de Salarrué y Lars, la Dirección de Publicaciones e Impresos publicó la narrativa completa.
Proyecto de Ricardo Barahona. El Mupi presentó en 2008 un DVD con seis de estas animaciones basadas en “Cuentos de cipotes”.
Fue en Nueva York donde sucedió un hecho trascendental, ya que tuvo un “encuentro” con la literatura de su país, en la librería Brentano. Ahí descubrió “El libro del trópico” de Arturo Ambrogi.
Comprende 108 piezas de pinturas, bocetos, dibujos y esculturas; 300 piezas de su esposa Zélie Lardé y sus hijas; registro fotográfico; y biblioteca personal de 2000 títulos.